Discos viejos

domingo, 15 de febrero de 2009

La Cumparsita

Fue compuesta en Montevideo (capital de la República Oriental del Uruguay) por un estudiante de arquitectura llamado Gerardo Hernán Matos Rodriguez, quien era hijo del dueño de un cabaret muy conocido de dicha ciudad. Nació como marcha de una murga de carnaval que llevaba el nombre de "La Cumparsita", en el año 1916. Matos Rodriguez era un pianista intuitivo (no sabía música), y llamó a un músico que tocaba en el Cine Ideal de Montevideo para que plasmara sobre el pentagrama las notas del tema que había compuesto. La murga "La Cumparsita" la utilizó como tema oficial durante todo el carnaval. Cuando terminaron esas festividades, su autor se la llevó al director argentino Roberto Firpo, que actuaba en el Café La Giralda. Éste la retocó, convirtiéndola en tango (recuérdese que había nacido como una marcha), y para ello utilizó parte de un tango instrumental suyo, "La Gaucha Manuela", y luego la estrenó. Posteriormente, Matos Rodriguez vendió su composición, por unos pocos pesos, a la Editorial Breyer Hermanos, cometiendo así el error de su vida. En un comienzo, el tema fue un suceso, pero rápidamente cayó en el olvido. Sin la autorización de Matos Rodriguez, los autores argentinos Enrique P. Maroni y Pascual Contursi le agregaron una versificación y le cambiaron el título por el de "Si supieras..." (así comenzaba la letra), y la incluyeron en un sainete del que eran autores, denominado "Un programa de cabaret", que se estrenó en el Teatro Apolo, el 6 de junio de 1924. Esta versión es la que registró Carlos Gardel ese mismo año, para el sello discográfico Odeón, con el acompañamiento de las guitarras de Ricardo y Barbieri, comenzando así la historia del éxito de La Cumparsita. Las protestas de Matos Rodriguez fueron inmediatas, y creó otros versos para su composición musical, que comienzan con "La cumparsa...". Posteriormente, Maroni y Contursi reclamaron compartir con Matos Rodriguez los derechos de autor; esta controversia originó un largo litigio que se definió después de la muerte del último, cuando sus sucesores aceptaron el laudo judicial. Quizás ningún otro tango haya motivado tantos juicios y contra juicios como éste.

La Cumparsita fue incluída en el repertorio de casi todas las orquestas de los años '30 al '50, recibiendo distintos arreglos, pero la mayoría de los intérpretes aceptó como "oficial" la versión para bandoneones que escribió Luis Moresco, cuando comenzaba la década del '30.

Se detectó, también, otra letra para este tango, perteneciente a Alejandro del Campo; tuvo, además, una versión inglesa, escrita por Olga Paul en 1937, titulada "The Masked One".

Asimismo, una película que fue dirigida por Antonio Momplet, en la que actuó Hugo del Carril, ente otros, tomó su nombre original. También se conoció, en España, con el título de "La Cumparsita", el film de Enrique Carreras "Canción de arrabal", en el año 1961.

Hay quienes lo califican como "el tango de los tangos". Es, en realidad, uno de los tangos de mayor éxito a nivel nacional e internacional, el más grabado de todos los tiempos, el más representativo, el que todo el mundo reconoce de inmediato.


Si supieras

¡Si supieras
que aún dentro de mi alma
conservo aquel cariño
que tuve para ti...!
¡Quién sabe, si supieras
que nunca te he olvidado...!

Volviendo a tu pasado
te acordarás de mi...



Los amigos ya no vienen
ni siquiera a visitarme;
nadie quiere consolarme
en mi aflicción...
Desde el día que te fuiste
siento angustias en mi pecho...
¡Decí, percanta, qué has hecho
de mi pobre corazón...!



Sin embargo
yo siempre te recuerdo
con el cariño santo
que tuve para ti;
y estás dentro de mi alma,
pedazo de mi vida,
en la ilusión querida
que nunca olvidaré.



Al cotorro abandonado
ya ni el sol de la mañana
asoma por la ventana,
como cuando estabas vos...
Y aquel perrito compañero
que por tu ausencia no comía
al verme solo, el otro día
también me dejó.


Letra: Pascual Contursi y Enrique Pedro Maroni.
Música: Gerardo Hernán Matos Rodríguez





La Cumparsita

La cumparsa
de miseria sin fin
desfila
en torno de aquel ser
enfermo
que pronto ha de morir
de pena.
Por eso es que en su lecho
solloza acongojado
recordando el pasado
que lo hace padecer.


Abandonó a su viejita
que quedó desamparada
y loco de pasión,
ciego de amor,
corrió
tras de su amada,
que era linda, era hechicera
de lujuria era una flor-
que burló su querer
hasta que se cansó
y por otro lo dejó.


Largo tiempo
después, cayó al hogar
materno
para poder curar
su enfermo
y herido corazón
y supo
que su viejita santa
a la que había dejado
el inverno pasado
de frío se murió.


Hoy ya solo, abandonado
a lo triste de su suerte
amistoso espera la muerte
que bien pronto ha de llegar
y entre la triste frialdad
que lenta invade el corazón
sintió la cruda sensación
de su maldad.


Entre sombras
se le oye respirar
sufriente
al que antes de morir
sonríe
porque una dulce paz,
le llega...
Sintió que desde el cielo
la madrecita buena
mitigando sus penas,
sus culpas perdonó.


Letra y música: Gerardo H. Matos Rodríguez




Fuentes: "El diario del tango", Revista Noticias, Vol. 1; "Las mejores letras de tango", Héctor Ángel Benedetti, Editorial Planeta; "Todo tango", Jos´Gobello, Ediciones Libertador.

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